La higiene bucal es algo que debemos cuidar constantemente. Los actuales hábitos de alimentación acentúan las causas de contraer caries. Es cierto que nuestra boca contiene gérmenes, pero hay que saber, que solo cuando estos aumentan en número pueden dañar nuestro esmalte dental produciéndonos caries.
El hecho de no tener una dieta adecuada, de tomar de forma constante edulcorantes sintéticos o refinados, de fumar, de no cepillarse los dientes ni visitar al menos una vez al año al dentista, son las principales causas que nos pueden provocar caries. Pero curiosamente, existe otra causa que puede llegar a producirnos caries: el flúor de los dentífricos.
Desde el año 1945, el flúor comenzó a comercializarse siendo añadido en las aguas de consumo público y en muchos otros productos de higiene y alimentación. En la actualidad, existen estudios científicos que indican que el consumo continuo de flúor, tiene consecuencias irreversibles para nuestra salud dadas por sus efectos tóxicos y acumulativos. El flúor no solo puede dañar nuestros dientes, también perjudica a largo plazo nuestro sistema celular por ser un agente mutágeno.
Por suerte, existen formulas naturales que nos aseguran una completa higiene bucal.
El Agua de Botot como dentífrico
El Agua de Botot, creado en 1755 por François Marie Botot (médico real de la Francia de Luis XV) llegó a obtener el reconocimiento de la Sociedad Real de Medicina de París en 1783. Estamos hablando del primer producto generado de higiene bucal en la farmacéutica francesa. Su elaboración es simple, pero continúa siendo efectiva tanto para aliviar dolores dentales, como para desinfectar la boca y eliminar el mal aliento. Por ello, el Agua de Botot es un buen efectivo para prevenir la gingivitis y la halitosis.
Este remedio fue recogido por el agrónomo y químico Albert Labarlétrier (1863-1919 aprox.) en su obra “Tratado práctico de jabonería y perfumería; 1900”. Consiste en una mezcla de elementos naturales que resultan excepcionales como enjuague bucal para prevenir la caries y fortalecer las encías. Veamos uno de sus modos de elaboración:
Para realizar nuestro particular Agua de Botot, necesitaremos lo siguiente:
- Anís verde o anís matalahúva (Pimpinella anisum) 30 g.
- Clavo (clavos de olor o girofles) 8 g.
- Canela 8 g.
- Aguardiente, 875 ml.
- Esencia de menta (Mentha Piperita), 1/50 (es decir, 20 ml que equivalen a cuatro cucharaditas).
Todo ello se mezclará y se macerará durante el periodo de ocho a diez días, sin incorporar la esencia de menta, la cual, añadiremos una vez pasado dicho tiempo habiendo filtrado la maceración obtenida. Pasa su uso, tan solo tendremos que disolver una cucharadita en un vaso de agua tibia, y procederemos a realizar buches y gárgaras durante un par de minutos. Lo recomendable, es hacer los enjuagues dos veces al día preferentemente después de las comidas.
Cada uno de estos compuestos, podrás encontrarlos en tu herboristería habitual, o podrás encargarlos en caso de que no los tengan.
Por último, si además deseas blanquear tus dientes, te comentamos este sencillo truco que podrás realizar antes de tu cepillado habitual:
Coge una simple cascara de naranja y frota tus dientes durante 1 minuto con la parte blanca de la misma (la cual es denominada mesocarpio y es muy rica en pectina, una sustancia muy depurativa). Pasada media hora cepilla tus dientes. Repite este método con asiduidad.