Sinopsis del I Ching
Existe una correspondencia entre el orden externo y el interno. Lo que llamamos naturaleza y sus ciclos, como las estaciones, están en íntima relación con lo que ocurre en el organismo humano y sus procesos, como la salud y la enfermedad.
Pero también lo que concurre en el sistema solar está relacionado con el hombre. En este caso, hay una conexión de sucesos planetarios y acontecimientos psicológicos, tanto individuales como colectivos.
Quizá una instancia que esté mucho más allá del sistema planetario que conocemos, se halle de igual modo vinculada con una instancia que se encuentra aún más acá que la psique humana.
Estos tipos de relaciones, y sus patrones y ciclos, que en términos taoístas se establecerían entre el Cielo, el Hombre y la Tierra, es lo que trata de transmitirnos el I Ching, o libro de las mutaciones.
El sistema simbólico que utiliza el I Ching para captar estos patrones, y para a su vez transmitirlos, se fundamenta en las leyes del yin-yang, que en el lenguaje del libro de las mutaciones se expresa, en un intento nuestro por reducirlo a lo más sencillo, en trazos partidos y trazos enteros.
En términos exegéticos, se traduce en los opuestos complementarios arriba-abajo, firme-blando, ventura-desventura, noble-común, etc.
A partir de esta sencilla operación binaria, la mentalidad taoísta logró expresar toda la gran complejidad que existe entre los de afuera y lo de adentro, lo de arriba y lo de abajo, de una manera tan profunda, que se puede llegar a predecir los acontecimientos futuros y sus causas si se tiene este conocimiento.
Reseña del I Ching
El I Ching, en este sentido, está dividido en tres partes (lo conforman más partes y sub-partes, pero debemos simplificar). Una en la que se expresa toda la filosofía que sostiene estas leyes de correspondencia entre lo de arriba y lo de abajo, o lo de dentro y lo de fuera. Otra que funciona como oráculo, es decir, como actualización de esta filosofía en el diario vivir. Y otra que hace las veces de un manual de usuario, es decir, nos indica cómo usar este complejo y misterioso artefacto simbólico llamado I Ching.
El “Ta Chuang”: Los fundamentos y las argumentaciones
“Ta Chuang” traduce: “El gran tratado”. Y es un gran tratado acerca de la naturaleza del movimiento que, de acuerdo al Libro de las mutaciones, constituye la esencia del Todo. Existen, así, tres formas del movimiento: la no mutación, la permutación y la transmutación.
La no mutación
Para afirmar que todo se mueve, es necesario un fondo inmóvil, un trasfondo, que sirva de referencia, de manera que sepamos que todos los objetos en movimiento, en efecto, se están moviendo.
De igual manera sucedería si afirmáramos que todo es sonido, en este caso necesitaríamos del silencio, de otro modo ni siquiera sabríamos que algo está sonando.
El acontecer cósmico universal, como llama el I Ching a la inteligencia universal, ha establecido este punto de no mutación que es el que sirve de sistema de coordenadas dentro del cual todos los elementos del cosmos ocuparán su lugar en su eterno movimiento, incluido el hombre.
Ahora bien, por algunos mecanismos evolutivos que estarían contenidos en el germen mismo de esta inteligencia universal, el hombre ha llegado a poseer la capacidad de tomar decisiones (a diferencia del resto de la naturaleza que obedece a leyes predeterminadas).
Así, la cuestión estriba en que esas decisiones individuales que el hombre toma estén de acuerdo con el sistema de coordenadas que le sirven al universo de referencia, de modo que sean venturosas y no corran el destino de estrellarse contra el orden original, cuyo poder sobrepasa cualquier capacidad humana.
El I Ching, en general, busca guiar las decisiones que el hombre toma para que resuenen en armonía con el orden original. Y el “Ta Chuang”, en particular, trata de la filosofía implícita en esta inteligencia cósmica, y que, por darle un nombre referencial, se ha denominado: no mutación, que hace de punto de referencia de toda mutación.
La permutación
Al libro de las mutaciones le sirve de base, para esta trama de referencias, la distinción entre : el Cielo, el mundo superior, luminoso, que, si bien incorpóreo, regula y determina poderosamente todo acaecer, y la Tierra, el mundo de abajo, oscuro, que es corporal y depende en sus movimientos de los fenómenos del Cielo.
I ChingLa permutación es la segunda forma del movimiento que se encuentra en la base misma del “Ta Chuang”, esto es, de la filosofía del I Ching. Estos movimientos que en el libro se llama permutación son intercambios cuya referencia se establece a partir de la diferenciación entre lo de arriba, el Cielo, y lo de abajo, la Tierra. Lo cual da origen a los dos signos básicos del libro: Lo Creativo y Lo Receptivo.
A partir de este movimiento de permutación, de intercambio, es que se hace posible la vida del hombre bajo el Cielo y sobre la Tierra. De modo que este es otro de los fundamentos del I Ching, y en su parte oracular, instruirá sobre el tipo más adecuado de intercambio energético que le convienen al consultante.
La transmutación
La transmutación, por su parte, se refiere al cambio de unas condiciones determinadas por otras que, siendo totalmente diferentes en su expresión, contiene las condiciones que originaron este cambio radical.
Ha de tomarse en cuenta este tipo de cambio para comprender la transformación de circunstancias que en momentos suceden en el acontecer tanto del Cielo como de la Tierra.
Este movimiento de transmutación, además, es la base del arte alquímico, el cual, visto en perspectiva, busca semejar un movimiento que en el orden universal está inscrito dentro de su propia naturaleza. La putrefacción de los elementos orgánicos de la naturaleza es la base que sirve de abono a la germinación de nuevas formas de vida, por ejemplo.
Así que en síntesis el Ta Chuang trata de la esencia del universo, que es movimiento, y de cómo a partir de este se originan los acontecimientos en los cuales el hombre ocupa un lugar que está en perpetuo cambio. Para que este cambio constante vibre afinadamente con el acontecer universal, el hombre deberá tomar decisiones acertadas, y el I Ching lo guiará en esta delicada tarea.
I Ching: El oráculo
Lo que conocemos hoy día como I Ching es la evolución de una forma simbólica de interpretar la inteligencia universal y de intentar estar en armonía con ella. Así, la forma oracular de este libro consistía en preguntar al Cielo, lo de arriba, si una decisión que el hombre quería tomar en la Tierra, lo de abajo, era correcta. La respuesta que se obtenía era “sí”: un trazo entero –, o «no», un trazo partido – –.
De la combinatoria de estas dos opciones surgió posteriormente lo que se conoce como los ocho trigramas, u octograma de Fu Shi, dado que cada vez era más necesario obtener respuestas más específicas a las necesidades humanas.
Luego, la mentalidad china taoísta fue combinando los trigramas entre sí, y de esta combinatoria (8 x 8), surgieron los 64 signos que hoy conforman el libro de las mutaciones.
Cuando se consulta el I Ching, se obtiene una de estas 64 respuestas arquetípicas, que al mismo tiempo remitirá, de acuerdo a las mutaciones que sufran, de hacerlo, los trazos del signo, a otra posibilidad contenida en la doctrina de otro signo.
De este modo, cualquier decisión que se necesite tomar recibirá una respuesta detallada de parte de la inteligencia universal que se estaría manifestando a través del oráculo del I Ching.
I Ching. El Shuo Kua: discusión de los trigramas
La tercera parte del I Ching tiene que ver con el modo de usarlo. En un primer término trata sobre la manera de consultar el libro de las mutaciones, que originalmente se hacía con varitas de milenrama, mientras que hoy se puede hacer con tres monedas.
En segundo término, esta parte del I Ching trata sobre la forma correcta de interpretar cada uno de los signos. Así como las correspondencias que se establecen entre los signos y todo el acontecer humano. El Shou Kua, forma parte del Material del libro de las mutaciones.
Resumen del I Ching: los ocho trigramas
Como ya afirmáramos, de un trazo partido – – y uno entero – surgen los 8 trigramas que luego, combinándose, darán origen a los 64 signos. Si comprendemos la naturaleza de los 8 trigramas comprenderemos luego la doctrina de cada signo.
Ahora bien, los 8 trigramas están relacionados mutuamente por medio de nexos inextricables, pues, de diferentes modos, cada uno participa en la generación y regulación del otro.
Chien: lo creativo
La cualidad de lo creativo es la fuerza, su imagen el cielo y el lugar de la familia que le corresponde es el del padre.
Lo creativo está relacionado con lo receptivo, es su opuesto complementario, y en efecto, de la combinación de sus trazos surgen el resto de los trigramas.
De este modo, para que lo creativo cumpla con su función activa, necesita una polaridad negativa que los reciba.
Kun: Lo receptivo
La cualidad de lo receptivo es la abnegación, su imagen la tierra y el lugar de la familia que le corresponde es la madre.
Lo mismo que hemos afirmado para lo creativo debemos afirmarlo para lo receptivo, ambos se complementan. Y es que todo arriba (lo creativo), necesita un abajo (lo receptivo) donde obrar.
Chen: Lo suscitativo
La cualidad de lo suscitativo es el movimiento, su imagen el trueno y el lugar de la familia que le corresponde es el primer hijo.
Chen, por su parte, es la dupla de Sun. En este sentido, el movimiento necesita de lo suave para actuar, penetrando así en todo lo creado.
Sun: Lo suave
La cualidad de lo suave es la penetración, su imagen el viento/madera y el lugar de la familia que le corresponde es la primera hija.
Sun se acopla a Chen. Como ya hemos afirmado, suavidad y movimiento se necesitan para que exista energía. Un ejemplo de esto es el arte marcial del tai chi, que genera la circulación del Qi en los canales energéticos del humano gracias a esta mezcla de movimiento y quietud unidos.
Kan: Lo abismal
La cualidad de lo abismal es el peligro, su imagen el agua y el lugar de la familia que le corresponde es el segundo hijo.
Kan se relaciona en forma de regulación con Li. En Medicina Tradicional China esta relación recibe el nombre de “eje de la vitalidad”. Fuego y agua se regulan mutuamente y por mor de este mutuo ponerse límites la vida orgánica es posible.
Li: Lo adherente
La cualidad de lo adherente es la luz, su imagen el fuego y el lugar de la familia que le corresponde es la segunda hija.
Li es regulado y a su vez regula a Kan. Como ya se estableció, el agua y el fuego, antes de combatirse, se limitan mutuamente.
Ken: El aquietamiento
La cualidad del aquietamiento es la quietud, su imagen la montaña y el lugar de la familia que le corresponde es el tercer hijo.
Ken se opone, para complementar, a Tui. La quietud necesita de la alegría para permanecer, de otro modo, se perdería en el ensimismamiento.
Tui: Lo sereno
La cualidad de lo sereno es el regocijo, su imagen el lago y el lugar de la familia que le corresponde es la tercera hija.
Tui se relaciona frente a Ken. La alegría, por su parte, sin una quietud que le dé un sentido de pertenencia, se perdería en euforia vacua.
I Ching: un artefacto cosmológico complejo
Entre más se trata de explicar el I Ching más siente uno que se aleja de su sentido. Quizá esto se deba a que la mentalidad occidental, racional, metódica, reduccionista; intenta asir, aprehender, un objeto que no es tal.
De modo que con esta forma de conocer que nos es común a los occidentales, no se podrá penetrar en la razón de ser de este complejo artefacto cosmológico. Pero esta inteligencia universal que en él está contenido, quizá sí pueda penetrar nuestra inteligencia humana actual.
De ser así, se trataría entonces de abrirse y estar receptivos a lo que el I Ching nos pueda revelar. Que es la manera de acercarse al mundo de la antigua China en general, y a sus otras grandes obras, como el Tao Te King.