La meditación budista abarca un muy amplio espectro de prácticas y técnicas, pero poseen todas la misma finalidad, conducir hacia la liberación. En este artículo daremos cuenta de uno de los métodos budistas de meditación más conocidos y accesibles al mundo occidental: Metta Bhavana. Sin embargo, para saber qué es la meditación budista, antes hay que saber qué es el budismo. Esta ocasión servirá pues, para adentrarnos en esta milenaria y esclarecedora filosofía espiritual.
¿Qué es el budismo?
De un modo general se entiende por budismo a la enseñanza que impartió, hace unos 2500 años, el Buda. Pero antes de que el Buda impartiera su enseñanza, debió alcanzar un nivel de conocimiento que le permitiera tener algo que decir. Algo diferente a lo que la gente de la India de entonces tenía por verdad religiosa.
Y en efecto, Buda quiere decir “El Despierto”, haciendo alusión de este modo a que la condición que alcanzó Gautama Sidartha (cómo se llamaba antes de despertar) cuando se convirtió en Buda, es decir, cuando despertó, fue posterior a un estado de dormido.
De manera que Sidartha fue un hombre ordinario que alcanzó, gracias a un proceso de indagación muy profundo dentro de sí mismo, un estado extraordinario. Y este método que lo llevó al despertar es la meditación. Pero antes de pasar a describir qué es la meditación budista, revisemos qué fue aquello que conoció el Buda en su estado de meditación profunda y que terminó dando origen al budismo.
Las cuatro verdades del budismo
Dicen los sutras del budismo (forma de escritura versificada en que se cuenta la historia del Buda y su enseñanza) que el Buda, cansado de probar otras formas de espiritualidad que no lo condujeron al despertar, tomó la firme determinación de sentarme bajo un árbol y no levantarse de él hasta haber alcanzado la liberación.
Meditando pues bajo el árbol Bodhi, Gautama entendió la esencia de la condición humana. En efecto, logró ver qué es aquello que caracteriza a nuestra humanidad en su base, eso que nos es común a todos, lo que nos une en esencia. Pero también logró advertir cuál es la manera de salir de esa condición, la forma de trascenderla. Y fue sobre esto que enseñó.
La existencia es sufrimiento e insatisfacción
El Buda está bajo el gran árbol que había seleccionado para, bajo su amparo, descubrir la verdad. Y la primera verdad que le fue revelada desde su interior fue que existir es una experiencia insatisfactoria, y que esta insatisfacción conduce al sufrimiento.
Pero, ¿Qué es lo que el Buda nos quiere decir con esta primera verdad? Que la vida sea insatisfactoria significa que toda experiencia que busquemos en ella terminará por causarnos sufrimiento.
Veamos esto en un ejemplo. Adquirimos un ordenador nuevo, última generación, especialmente acondicionado para satisfacer las necesidades de nuestra carrera, pongamos por caso, un ordenador de producción audiovisual.
En un principio esta adquisición nos causa placer. Tenemos una experiencia satisfactoria cuando observamos lo bien que trabaja nuestro nuevo ordenador. La calidad gráfica. La resolución de pantalla. Lo veloz que corren los programas y la velocidad que alcanza la navegación por internet gracias a nuestra recién adquirida memoria RAM de 16 GB. Nuestro ordenador huele a nuevo y creemos ser felices.
Despertando de un sueño
Sin embargo más tarde o más temprano, la satisfacción inicial se convierte en indiferencia. Nos acostumbramos a la nueva computadora de manera que ya no nos satisface. La novedad se ha hecho costumbre. La excitación se ha convertido en tedio. Y este tedio, esta insatisfacción, nos lleva a sufrir.
La causa de la insatisfacción es la avidez
La segunda verdad a la que llegó el Buda en su profunda meditación bajo el árbol Bodhy, fue que la causa de la primera verdad es una “sed de existencia” que puede definirse con la palabra avidez.
Volviendo al ejemplo anterior, cuando una experiencia deja de satisfacernos, buscamos otra experiencia del mismo tipo, o de otro, que nos haga creer que de nuevo somos felices. Pongamos por caso que ya el ordenador no nos produce placer. Entonces buscamos aumentar la sensación de felicidad adquiriendo un ordenador aún más poderoso, si tenemos el dinero para hacerlo, o al menos adquirimos accesorios que creemos necesitar, o aumentamos la memoria, o ponemos una nueva CPU.
Puede suceder que nuestra búsqueda de satisfacción nos haga poner la mira en otro lugar: buscar un ascenso en el trabajo, cambiar de relación de pareja, un nuevo corte de cabello. El caso es que, en nosotros, algo nos lleva a querer obtener nuevas dosis de placer. Esto que nos conduce a la búsqueda incesante de emociones placenteras se llama avidez, y es la causa de la insatisfacción que describe la primera verdad, y por ende, también es la causa de nuestro sufrimiento.
El Nirvana o cese del sufrimiento
El Buda dijo recién salido de su profunda meditación: “les muestro la pena y el final de la pena”. Pues bien, la tercera verdad tiene que ver con el fin de la insatisfacción y del sufrimiento, y por consecuencia, del cese de la causa de estos. Esta solución es el Nirvana.
Pero, ¿Qué quiere decir Nirvana? En el budismo, Nirvana quiere decir cesación. Que en este caso es cesación de la avidez, que a su vez es causa de la insatisfacción y en consecuencia del sufrimiento de base que experimentamos como seres humanos.
Es curioso que la solución que encontró el Buda al sufrimiento humano, no esté constituida por el hallazgo de algo que haya que agregar, alguna virtud que debe practicarse o algún servicio que se tenga que prestar. No, la solución al problema fundamental de la condición humana es el cese, la finalización del ansia de ser, de poseer, el final del deseo neurótico.
De esta forma, queda claro que el Nirvana no es un lugar mítico, un Cielo que deba alcanzarse a través de un esfuerzo ético o de la práctica de un sistema de virtudes. No. El Nirvana es un estado del ser.
El noble sendero
La cuarta verdad del budismo se refiere al sendero o camino que debe transitarse para alcanzar el Nirvana, que, como hemos visto, constituye el final del dolor.
El noble sendero es calificado como óctuple, queriendo significar con esto que son ocho los elementos que constituye el camino hacia el Nirvana o cese del sufrimiento.
Sin embargo, son tres las categorías básicas en que se resumen los ocho elementos del sendero. Estas son: sabiduría, conducta ética y meditación. En este artículo nos encargaremos de la meditación o trabajo con la mente. Y para ello hemos seleccionado una de las prácticas más profundamente transformadoras: Metta Bhavana.
Budismo y meditación
¿Qué es la meditación?, es una pregunta de difícil respuesta. Y qué es la meditación budista también lo es. Sin embargo tenemos una buena pista que nos puede guiar en este recorrido: meditación es el método de investigación interior que usó Gautama para descubrir las cuatro verdades que lo llevaron a despertar, es decir, a convertirse en un Buda.
Si no vamos más allá es simple, no obstante, el budismo ha evolucionado tanto desde su inicio hasta nuestros días que es difícil hacer un inventario de todas las escuelas y sectas budistas que existen actualmente. Y si a esto le sumamos que cada una de estas escuelas y sectas nos dicen cómo hacer meditación budista, pues el asunto se complica, lo cual es contradictorio, pues el objetivo principal de la meditación es la sencillez mental.
Budismo y Metta Bhavana
Una diferencia capital entre los dos grandes vehículos del budismo (Hinayana y Mahayana), es que el primero se centra en la iluminación del practicante. Mientras que el segundo señala que no se puede, ni se desea, alcanzar la iluminación si no es alcanzada también por todas las criaturas.
Y esta disposición hacia el bienestar de todos los seres, incluyéndonos a nosotros mismos, es lo que se da a entender con esta palabra “Metta”, en pali, o “Maitri”, en sanscrito. Pero, ¿Qué significa esta palabra, a qué hecho se refiere?
Metta o Maitri: una posible traducción
Lo primero que diremos es que “Metta” es una de las cuatro moradas de los dioses. Es decir, Metta es un estado divino, sagrado. Es una emoción inmensurable, ilimitada. Al mismo tiempo la palabra “Metta” designa la de meditación que se usa para conseguir y cultivar este estado sublime.
En el Tibet, se suele recitar unos versos que propician el arribo a las cuatro moradas divinas. Es decir, que estimulan estos estados sublimes, se hace en el momento de comenzar a hacer la meditación:
Que todos los seres tengan la felicidad, con sus causas. Que estén libres del sufrimiento, con sus causas. Que no estén separados de la felicidad, donde no hay sufrimiento, y que permanezcan en estado de ecuanimidad.
Sutra de las cuatro moradas sublimesEl primer verso: “Que todos los seres tengan la felicidad, con sus causas”, es el que se refiere a Metta. Metta es, entonces, un estado de felicidad cuya causa no es casual, sino cultivada, es decir, causal. Esta causalidad viene dada por haber sembrado las semillas de la felicidad, que para el budismo es seguir el noble sendero óctuple. Pero además esta es una felicidad que no se contenta con existir aislada, sino que anhela la felicidad para todas las criaturas.
Metta es amor, pero, ¿Qué es amor?
En la mayoría de las lenguas occidentales “amor” es una palabra muy imprecisa, pues designa varias emociones, o varios grados de esta emoción que se conoce con el nombre de amor. Ahora bien, en griego antiguo, “amor”, era un hecho que estaba muy bien diferenciado y que poseía, en este sentido, palabras distintas para designar cada uno de estos estados.
Así, existían al menos cinco palabras para esta emoción: “agape”, “eros”, “philia”, “storge” y “xenia”.
Agape, es para los griegos el amor que se establece entre padres e hijos. Esta misma palabra fue usada posteriormente en el cristianismo para designar el amor que se experimenta por Dios.
Eros, era por su parte el amor erótico, pasional, sexual, de pareja. Y es esta palabra la que entre nosotros recibe más atención y se relaciona más con el sentimiento de “amor”.
Phlilia es el amor de amigos, es un amor fraterno, esta raíz: “philia” es la que hace parte de la palabra “filosofía”: amigo de la sabiduría. En este sentido se podría decir que philia es también amor al conocimiento.
“Storge” es un amor muy reducido en el sentido que abarca a un grupo pequeño de personas: el equipo de futbol preferido, la nación, la ciudad que uno habita y ama, etc.
“Xenia”, en sentido opuesto, es el amor por lo extraño, por los extranjeros, por las culturas que no son la nuestra. Y se expresa, por ejemplo, siendo amable con los huéspedes.
Etimológicamente Metta viene de “Mitra”, “amigo”, de manera que se parece un poco a la acepción griega “philia”. No obstante, Metta designa un amor incondicional. Esto es, un amor que no espera nada a cambio. Quizá por eso deriva de la raíz “Mitra”, pues los amigos son aquellos a quienes amamos sin esperar nada de ellos.
Budismo y Metta: ¿cómo hacer meditación budista?
Metta, como meditación consta de cinco etapas. Cada una puede durar entre cinco a diez minutos. En la primera se cultiva Metta para uno mismo.
En la segunda se hace por un amigo, alguien significativo en nuestra vida.
En la tercera cultivamos Metta por alguien “indiferente”, es decir, por una persona que no ocasiona ninguna emoción importante en nuestra vida; puede tratarse del dependiente de la tienda de víveres, o un vecino que apenas conocemos, por ejemplo.
En la cuarta se hace Metta por una persona difícil en nuestras vidas, alguien con quien tengamos problemas en el momento de hacer la meditación.
Y en la quinta se cultiva Metta por todos los seres. En esta última etapa visualizamos a Las personas que conocemos y habitan en las diversas regiones del planeta. También enviamos Metta a las plantas y los animales, al planeta mismo. Si podemos imaginar algo así, vamos más allá del planeta Tierra y enviamos Metta a los planteas restantes del sistema solar, a la galaxia, al universo todo…
Una vez sepas cómo elegir la postura más adecuada para meditar, podemos empezar…
Metta: Primera etapa
Todo empieza bajo la propia piel. Debemos ante todo sentirnos cómodos con nosotros mismos. Si no lo hacemos, si no nos amamos, no podremos cultivar Metta por otras personas.
Y no se trata de ser egoístas, es todo lo contrario, entre “todas las criaturas” también estamos nosotros. De modo que cultivar amor por nosotros mismos es saludable. Es el comienzo de un largo viaje a través del amor incondicional.
Se ha dicho que todo viaje comienza en casa, pues bien, la casa, que somos nosotros, debe ser amada antes de emprender el viaje.
Metta: Segunda etapa
Esta etapa es muy agradable, pues se trata de centrar la atención en una persona que amamos. Pero en este caso nos dedicamos a trasmitir a nuestro amigo o amiga todo ese amor incondicional, que, probablemente, no le hayamos trasmitido antes en palabras.
A veces puede ser conveniente visualizar a la persona elegida en los mejores momentos que recordamos de ella. Vemos su sonrisa, su buena salud en nuestro interior y le decimos: “que estés bien, que seas feliz, que se resuelvan tus problemas.”
Metta: Tercera etapa
Una de las manifestaciones más profundas de nuestra ignorancia fundamental es creernos separados. Y esta separación imaginaria comienza con la creencia de que existen personas indiferentes.
Y lo cierto es que en el continuum universal todo está interconectado. Así, la persona “indiferente” que hemos escogido para hacer nuestra práctica de Metta, nos está ayudando a despertar a esta conciencia de la unidad de todo en uno; o como lo llamara Heráclito Todo-Uno.
Metta: Cuarta etapa
Ha llegado el momento de hacer Metta por una persona difícil. Y esta es la etapa más delicada de la meditación. Los maestros budistas recomiendan que comencemos por alguien difícil que no despierte en nosotros emociones muy fuertes.
Y es que si comenzamos con alguien que produzca sentimientos muy incómodos en nuestro interior, corremos el riesgo de perdernos en el laberinto de la psique y olvidar que estamos meditando. Así, elige al comenzar una persona que solo te moleste un poco.
Hay que mencionar que en esta categoría de “personas difíciles” entran no solo personas, sino también instituciones que nos molesten: Estado, Iglesia, o grupos humanos: hippies, judíos; también grupos ideológicos distintos al nuestro, etc.
Metta: Quinta etapa
Como ya indicamos anteriormente, en esta etapa podemos hacer uso creativo de nuestra imaginación y llevar Metta a todas las criaturas que podamos concebir.
Aquí te dejamos una meditación Metta guiada.
¿Por qué hacer Metta?
Esta es una buena pregunta, aunque quizá convenga extenderla un poco: ¿por qué hacer Metta y no otro tipo de meditación budista? En nuestra experiencia, Metta es la meditación budista que transforma más profundamente nuestras emociones.
De esta forma, la principal razón para hacer Metta es la necesidad que tenemos de vivir una radical transformación emocional. Metta se recomienda pues en momentos difíciles de la existencia, cuando parece que otras meditaciones no funcionan. O cuando nuestra práctica se halla estancada.
Pero también es una buena meditación para “engancharse” cuando comenzamos a practicar, pues sus efectos en nuestro ser son tan evidentes y satisfactorios, que será difícil que olvidemos lo bien que se siente hacer Metta Bhavana.