Las más arcaicas tradiciones espirituales fueron transmitidas de manera oral y presencial. Cuando las disciplinas de auto-conocimiento y trascendencia querían permanecer en el tiempo, el papel del que transmitía el conocimiento con integridad y compromiso era fundamental para conservar, de manera intacta, la sabiduría del camino recorrido.
En el Yoga, así como en otros caminos espirituales milenarios, se ha reconocido la importancia del Gurú o profesor que primero sea practicante, para que luego pueda guiar a través de su propia experiencia y años de estudio a los que están iniciando el camino.
Es el ciclo del que camina y guía a los otros en su andar siendo cuidadoso y compasivo con sus pasos, pero sobre todo, con el verdadero propósito de la práctica.
En este artículo expondremos cuál es la visión del profesor desde la tradición, así como en la práctica contemporánea de esta disciplina físico-mental-espiritual. También explicaremos la importancia del profesor para mantener el linaje del Yoga con vida y que sus practicantes sean guiados correctamente por el sendero de la liberación espiritual.
La figura del maestro en la tradición
En la tradición del Yoga, la figura del Gurú o profesor siempre ha tenido gran relevancia en el desarrollo correcto de la técnica. Que un estudiante se conduzca por sí solo, sin una guía adecuada, puede ser fuente de confusiones y tergiversaciones del camino personal y espiritual.
En practicantes principiantes, la mente no está entrenada para comprender de manera correcta las enseñanzas al primer contacto. La práctica en sí misma y el maestro que nos conduce por su experimentación, es la manera idónea para alcanzar la purificación que nos permite dirigir la energía de la mente hacia la comprensión adecuada.
Por esa y otras razones, tener una guía que responda a nuestras preguntas y nos aliente en las dificultades de la práctica será una lámpara de luz sobre un camino misterioso precisamente por su desconocimiento.
Aunque el alumno goce de años de práctica en la disciplina del Yoga, siempre necesitará el aliento y la bendición de los que han dado más pasos para asegurarse de que su discernimiento vaya por buen camino.
Los beneficios prácticos de ser guiados correctamente
Dependiendo de la visión que se tenga de la práctica, podemos olvidar la importancia de contar con un profesor íntegro y adecuado para nuestro nivel en la disciplina. El profesor no solo nos guiará en la realización correcta de posturas, sino que también reforzará la importancia del ejercicio filosófico del Yoga y la comprensión adecuada de sus principios fundamentales.
El papel del profesor será llevarnos con cautela hacia la realización de las asanas para purificar y revitalizar nuestro cuerpo y energía vital. Sin embargo, si este no está presente para cerciorar que las alineaciones de las posturas son correctas, o si debemos cuidar las contra-indicaciones de ir más rápido de la cuenta, podría ser peligroso para la salud del cuerpo y la mente.
Por otro lado, podremos enfrentarnos también a la tergiversación de los aspectos filosóficos e intelectuales del Yoga.
Los textos sagrados, desde sus conceptos primitivos y metáforas, pueden ser aguas profundas para un practicante principiante que nunca ha tenido relación la cultura india. Así que será de gran importancia tener un salvavidas en la aventura de conocer esta fuente de pensamiento ancestral.
La “autosuficiencia” del practicante como camino cuestionable
Muchas veces este rol de importancia es cuestionado por una época en la que predomina la «autosuficiencia» y la implicación directa con el propio desarrollo personal y espiritual del individuo.
Aunque esta razón es válida, al seguir tradiciones de auto-conocimiento como el Yoga tendremos que aceptar que no será suficiente nuestra intención de comenzar.
El solo ver vídeos en las redes sociales y tomar deliberadamente decisiones sobre lo que podemos hacer y lo que no, puede suponer un factor de riesgo para nuestra salud física, mental, emocional y espiritual.
Ser guiados correctamente con alguien que sigue la tradición y que cuidará de nuestro bienestar, es algo que debemos tomar en consideración para tener una práctica adecuada.
La relación profesor-alumno
Desde la más antigua tradición, la figura del profesor o Maestro era un sinónimo de respeto y reverencia. Estos personajes habían escalado una montaña y gozaban de una vista panorámica que muchos anhelaban, pero que no alcanzaban por diversos motivos. Sin embargo, como buenos maestros, se encontraban a disposición de los practicantes que estaban dispuestos a recibir con humildad sus enseñanzas.
Por esta razón, la relación se caracterizaba por una naturaleza vertical donde el practicante desarrollaba una profunda confianza hacia su maestro, y además, mostraba rendición hacia sus enseñanzas desde la acción y la fe de seguir sus instrucciones.
El profesor es una figura de inspiración que necesita el alumno para vencer los reveses de la práctica personal, y sobre todo, para tener fe de que podrá superar sus presentes limitaciones en la disciplina del Yoga (tanto físicas como mentales). Por otro lado, el profesor también hace papel de espejo reflejando su humanidad y dando aliento a sus estudiantes.
Habrá estudiantes que tendrán el deseo de guiar a otros así como lo ha hecho su propio maestro. En varias tradiciones del Yoga, el estudiante será un pupilo y asistente de su profesor, comprendiendo a profundidad el linaje a través de la experiencia de la práctica personal, observar la práctica de otros y contemplar cómo su profesor guía a sus estudiantes en el camino de la consciencia.